Replegando el instinto sediento de amor.
Rociado en los deleites de un pletórico desliz.
Las miradas de cristal resquebrajándose bajo la mandrágora de la distorsión.
Lirios dorados floreciendo en la blanquecina penumbra.
No hablemos más en toda la noche. Guiémonos por las similitudes del silencio.
Impulsados con alas de nubes hasta los sueños incandescentes.
Siendo prisioneros del creciente azul nocturno y misterioso.
Sacudiéndonos por el magnetismo vigoroso de una oleada de pulcritud.
Cierra los ojos y disipa tu mente. No tardaré en tomar forma.
Soy como un hechizo de las meigas venido del pandemónium.
Acariciando tu olor al compás de las danzas de los sátiros.
En los confines del paraíso idílico con tintes afrodisiacos.
Anonadados por la gradual ceremonia de lo prohibido.
(Escrito y creado por Juan Antonio Acedo Díaz)
