He viajado de forma permanente al sol y disfrutado de tu contorno de nubes.
Me he perdido voluntariamente en tus latidos deseando la agonía.
Te he mirado en todas direcciones para volverme loco.
Hasta secuestrar tu piel y hacerla mía.
Amor mío, ¿cómo podré soportarlo?
El suave espejo candente de tus vaivenes me hipnotizó.
Iluminando las intenciones de mi indómito corazón.
Me arrastraré con el viento y te desearé.
Desde los profundos e indomables océanos hacia el anciano azul celeste.
El tiempo se detuvo en un cliché de época.
Porque yo no buscaba a nadie y fue entonces cuando te vi.
(Escrito y creado por Juan Antonio Acedo Díaz)